miércoles, 17 de marzo de 2010

15 días de Agosto. ¿Trabajar a cambio de quince tristes días?

¿Qué pocas veces nos acordamos de cuando fuimos niños, mejor dicho, por qué dejamos de serlo?. Y no me refiero a que no sea necesario madurar, por supuesto, sino a que los adultos nos empeñamos por todos los medios en complicarnos la vida.

¿Dónde está aquel niño que todos fuimos hace tanto tiempo ya, para el que todo era tan simple?, ¿dónde ha quedado nuestro deseo de aprender, de experimentar, de vivir con intensidad cada momento y de ser fieles a nosotros mismos?





Según nos hacemos mayores nos vamos creando toda una serie de obligaciones, la mayoría de veces de forma artificial, que nos impiden vivir la vida que de verdad queremos. Empezando por el trabajo (afortunado aquél que trabaja en lo que le gusta), siguiendo por las obligaciones familiares y, sobre todo, haciédonos esclavos del dinero, del prestigio social, de tantas cosas que en realidad no son verdaderamente importantes.

Realmente, ¿somos felices con la vida que llevamos cada uno de nosotros?. Supongo que algunas personas contestarían que sí a esta pregunta pero intuyo que serían las menos. El resto, entre los que me encuentro, ¿tenemos la capacidad de realizar los cambios necesarios para vivir la vida que queremos, cuesten lo que cuesten?. Por otra parte, muchas veces quizá no sabemos ni lo queremos verdaderamente porque esta sociedad que nos arrastra en su redil no nos proporciona ni siquiera un momento de calma para pensar si vamos por el camino correcto.

Pienso que sería lamentable si llegamos a viejos y en ese momento descubrimos que hemos desperdiciado nuestra vida, que la vida nos ha "llevado", en vez de ser nosotros mismos los dueños de nuestro destino.

Pero no voy a ser yo el que transmita un visión pesimista, ni aquí y ahora  ni  nunca, por supuesto. Porque, la verdad es que siempre está en nuestra mano poder hacer algo, aunque en determinados momentos pensemos que estamos atados a tantas cosas que no hay lugar para cambiar. Nunca es tarde y sólo hay que dar un primer paso, por pequeño que sea, elegir (lo que implica sacrificar otras opciones quizá más cómodas) y tomar las riendas de nuestra vida con el fin de dirigirla al lugar que realmente queremos.


15 días de Agosto. ¿Trabajar a cambio de quince tristes días? Un corto de Edu Glez. www.tropofilms.com
Primer Premio Certamen Triminuto UJA.



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2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Creo que pertenezco a ese grupo de personas a los que les gustaría coger las riendas de su destino de una vez por todas, pero que siempre encuentran algo que se lo impide. Me siento muy identificada con ésta entrada, como me imagino que otras muchas personas.

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  2. Siempre encontraremos condicionantes, si no son unos factores serán otros los que nos impidan CAMBIAR. Pero también siempre estaremos a tiempo de DAR EL PRIMER PASO. La decisión de dar ese primer paso es verdaderamente importante, porque nos pone en la casilla de salida para tomar el camino correcto.

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