Ernest Hemingway (premio Pulitzer 1954 y premio Novel 1955) sirvió en el ejército italiano como conductor de ambulancias durante la I Guerra Mundial. En ese conflicto fue herido en las piernas y durante su convalecencia en el hospital mantuvo un romance con una enferma. A partir de estos hechos autobiográficos Hemingway desarrolla una noela que tiene como protagonistas una historia de amos, la crudeza de la guerra, y la muerte.
Si hay dos protagonistas fundamentales en esta novela, uno es la guerra y el otro es el amor. Hemingway nos muestra con crudeza la crueldad de la guerra (Italia, I Guerra Mundial) así como los valores de la amistad, el coraje ante la adversidad, el miedo, el honor, etc. de los soldados combatientes. En el otro lado de la moneda está el amor, una extraordinaria relación amorosa cargada de delicadeza y ternura. Para mi es como si se tratara de una metáfora de la vida misma, en la que se mezclan verdaderos sentimientos de amor entre las personas y, a la vez, también se dan enfrentamientos crueles que llegan a desembocar en grandes y catastróficas guerrras.
En cuanto al estilo empleado por Hemingway, llama la atención por su extremada sencillez, es directo, escueto incluso, “exacto”. Nada de complicaciones, nada de retórica añadida. Sencillo, repito, es la palabra que mejor lo define, y precisamente en esa sencillez está la enorme dificultar del escritor, al alcance sólo de Hemingway y muy pocos más.
El final es memorable, redondo, “perfecto” y contribuye a completar la enorme calidad de la obra. Para muchos esta extraordinaria calidad sitúa a “Adiós a las armas” entre las mejores narraciones bélicas del S.XX y, sin duda, como la mejor novela de Hemingway. Para mi, se trata de la primera obra suya que leo y no será la última, por descontado; espero seguir disfrutando igual o más con el resto de su obra y ya estoy impaciente por elegir un nuevo libro firmado por Ernest Hemingway.
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