viernes, 22 de febrero de 2019

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Programa Adopta un abuelo

De un tiempo a esta parte me llaman mucho la atención los abuelos. Digo los abuelos cuando quizá debería decir los ancianos, los viejos, las personas mayores en general, sobre todo las muy mayores. Unas personas a las que la sociedad actual parece que no tiene en cuenta para nada, incluso las esconde muchas veces y parece que las "retira de la circulación" en residencias. Yo mismo, hasta hace bien poco, prestaba muy poca atención a estas personas. Supongo que cuando tus padres adquieren una determinada edad, cuando incluso enferman o fallecen, entonces sí que te das cuenta de que todos algún día vamos a convertirnos en "personas mayores".

En la caja del supermercado, en el autobús, en el parque... veo un abuelo y en él me reconozco a mi mismo reflejado. Detrás de cada uno hay una vida de lucha, con más o menos fortuna, con sus momentos felices y con otros menos, de trabajo por sacar una familia adelante, de éxitos pero también de fracasos y frustraciones... En definitiva, una vida como la de todos. Y todos nosotros, poco a poco y si no nos quedamos por el camino, nos convertiremos en ancianos igual que ellos, ni más ni menos, igual.

Y en su cara veo a veces alegría pero muchas otras veces también son reflejo de soledad, de agotamiento. Supongo que necesitan, sobre todo, ser escuchados y tenidos en cuenta. Así que, modestamente, trato de ser lo más amable que puedo con ellos y me doy cuenta de lo agradecidos que son.

Toda esta reflexión viene a cuento de una noticia que leía estos días en el periódico y que me pareció una buenísima idea. Me refiero al proyecto solidario "Adopta un abuelo", mediante el cual se propicia el acompañamiento de abuelos que viven en residencias por parte de jóvenes estudiantes. Se trata de visitar a los abuelos durante una hora y media semanal durante el curso escolar. Y estoy seguro de resultan beneficiados tanto los abuelos como los jóvenes, los primeros acompañados, escuchados, queridos... y los segundos aprendiendo valores y experiencia.




El pasado día 10 de Febrero, en la Residencia Santa Elena de Oviedo, doce jóvenes voluntarios "adoptaron" otros tantos abuelos siguiendo este programa. Por experiencia familiar conozco de primera mano cómo se sienten las personas que viven en las residencias y puedo imaginar lo contentos que deben de estar estos doce abuelos. Cada semana esperarán con ansiedad la visita de los jóvenes y estoy seguro que les devolverán con mucho, con muchísimo, el tiempo, la amistad y la alegría que ellos les dediquen.

Ojalá esta sociedad nuestra se de cuenta del valor de las personas mayores, ojalá trabajemos todos para mejorar su calidad de vida, su independencia. No olvidemos que llegará el día en el que nosotros seremos esas personas mayores, todo lo que hagamos por ellos, en el fondo, lo estaremos haciendo también por nosotros.





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